Libertad de Expresión, Credo, Placer ...

Circulamos este mundo corrupto de pensamiento llevando una vida oscura, razón suficiente para condenarnos al infierno absoluto. Esta sociedad que nos da reglas, que crea normas, que escribe metros y metros de papel con normas y normas, condiciones y recomendaciones, nos condena. Nosotros que nacemos del lado oscuro del alma, suena bien... en realidad solo damos una vuelta de tuerca al entendimiento humano, le damos una nueva dimensión a la relaciones interpersonales, nuestras relaciones nacen del lado oscuro...

Si alguien habla de nuestra forma de vida, si la califica de depravada, si nos llama enfermos aunque las parafilias ya no se consideran enfermedades, qué palabrabas saldrían de nuestra boca para calificar a ese individuo. Personas habrá que no gasten saliva en ello aunque sus neuronas si trabajen, otras habrá que dejen salir de sus bocas multitud de improperios y descalificaciones lanzadas sobre semejante individuo o individuos, al fin y al cabo, nos movemos contra natura...

Yo, tú, ella, nosotros, todos nos movemos con el único motor que satisfacer nuestro propio placer, egoista, egocentrico, unilateralmente... tampoco hay que exagerar porque es cierto que aún quedan personas sensatas que consiguen satisfacer sus placeres a la vez que satisfacen los del otro.

Tras ser conscientes de que no somos los más indicados para juzgar a nadie ya que nuestra propia idiosincrasia no está exenta de faltas y puntos oscuros que explicar. Nadie nos pide justificarnos, nadie nos llama ni llamamos a nadie despectivamente por que seamos diferentes... pero nos creemos con narices sufientes para quejarnos através de facebook de una serie de posters, imágenes que criticán el modelo de familia por la amenaza que supone el colectivo homosexual.

Hay gente que asumiendo su busqueda del placer através de parafilias se atreve a llamar de bonitas formas a aquellos que predican su forma de pensar negativa hacia el colectivo homosexual.

Recordemos, se puede estar de acuerdo o en desacuerdo pero siempre recordando el principio de libertad de expresión, credo y, en nuestro caso, libertad de busqueda de nuestro placer.